Cinco claves del triunfo de Javier Milei en Argentina
Análisis de Julieta Nassau
Habla con su perro muerto, a quien clonó (por cuatro) para no perderlo. No tiene experiencia en gestión. Se hizo famoso por gritar como un desquiciado en televisión. Es poco tolerante a las disidencias y su diplomacia era tan nula que llegó a llamar al papa Francisco “el maligno en la Tierra”. Y, sin embargo, Javier Milei fue elegido presidente de Argentina, con un 55% de los votos en un ballotage que lo enfrentó al candidato oficialista Sergio Massa (Unión por la Patria). Más allá de sus excentricidades, es importante entender el contexto nacional de este triunfo: un país con una crisis económica que lleva años –con 10 años sin crecimiento-, una inflación que superó el 140% anual y una sociedad donde cuatro de cada diez personas son pobres.
Javier Milei y Victoria Villarruel. Fuente: @elderechistaok
Los argentinos ya no saben qué hacer para revertir el deterioro de sus bolsillos y de su país y una mayoría decidió apostar por el cambio más radical. Por eso, en primer lugar, La Libertad Avanza (LLA) quedó primero en las primarias abiertas y obligatorias del pasado agosto, que funcionan como una suerte de gran encuesta nacional. Esa fue la gran sorpresa: MIlei, como único candidato de LLA, sacó (apenas) más votos que la coalición oficialista liderada por el peronismo (que tenía dos candidatos) y que el principal partido opositor (Juntos por el Cambio, que también llevaba a dos candidatos). Para las elecciones generales de octubre, Sergio Massa, el ministro de Economía, usó el aparato del Estado para ofrecer pequeños parches de alivio para los bolsillos y logró ubicarse en primer lugar, con más del 36% de los votos. Seis puntos más abajo quedó Milei. Y con casi 24%, Patricia Bullrich, candidata conservadora de Juntos por el Cambio y exministra de Seguridad de Mauricio Macri. En el mes que separó a la primera de la segunda vuelta todo fue incertidumbre: las encuestas mostraban a uno y a otro primero según el día, aunque en la última semana, Milei comenzó a desmarcarse, aunque parecía todavía dentro del margen de error, por lo que Milei –siguiendo el guion de Donald Trump y Jair Bolsonaro- empezó a agitar el fantasma del fraude. No fue necesario jugar esa carta: más de once puntos de ventaja sobre Massa le dieron el triunfo el 19 de noviembre y el 10 de diciembre asumirá como presidente.
Estos son algunos de los factores que llevaron al triunfo del que habla el mundo:
1. Voto bronca: Con el triunfo de Milei, ya son 20 las elecciones de la región en las que perdió el oficialismo en la región de un total de 22 desde 2018. La única excepción fue Paraguay, en dos oportunidades. En Argentina, el desafío para el oficialismo era aún mayor: el candidato era nada menos que el ministro de Economía; el ministro de Economía en un país con 140% de inflación. Massa –quien estuvo en la oposición durante años y entró en la coalición del peronismo como titular de la Cámara de Diputados- se puso al frente del Ministerio de Economía cuando nadie quería ocuparlo, hace un año. Su plan era enderezar la economía, competir por la presidencia por segunda vez y ganar. Pero la inflación siguió en alza y los números en rojo; según él, por la fuerte sequía que golpeó al campo (y, en consecuencia, al ingreso de divisas), y por la deuda con el FMI por el préstamo de 45.000 millones de dólares que solicitó Macri antes de dejar el gobierno. El kirchnerismo que dominó la política argentina 16 de los últimos 20 años, también es un espacio ligado a la corrupción. Además de la condena contra la vicepresidenta (y expresidenta) Cristina Kirchner en diciembre pasado y de otros escándalos resonantes (el “vacunatorio VIP”, los “cuadernos de las coimas”, entre otros), el tramo final de la campaña estuvo empañada por el “Yategate”, las imágenes de un funcionario del gobierno de Buenos Aires disfrutando con su pareja de unas vacaciones en un yate de lujo en el Mediterráneo, mientras en su distrito se multiplican los pobres. Parte del voto a Milei fue una manifestación contra otros cuatro años de esa gestión. Esto es una clave que MIlei debe comprender: no todos los votos fueron a él; muchos fueron contra otra opción.
2. Cambio. Pero el peronismo no fue el único perdedor de estas elecciones. Fue, principalmente, Juntos por el Cambio, la coalición opositora de centroderecha, que en las primarias terminó quedando representado por la opción más conservadora, la de Patricia Bullrich, que se impuso frente al jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, más moderado. La interna (en la que Macri se inclinó por Bullrich) fue tan feroz que muchos ven ahí el principal motivo por el cual Juntos por el Cambio pasó en un año de tener un triunfo prácticamente asegurado a quedar afuera de la segunda vuelta. El pedido de un cambio quedó mejor reflejado para muchos por Milei, que ofrecía terminar con la “casta” (la política tradicional) y en cuyos actos sus seguidores cantaban “Que se vayan todos”, la máxima expresión de hartazgo en Argentina, símbolo de la peor crisis política de este siglo en el país, la de 2001. Así, en otra tendencia que también se vio en varios países de la región, la sociedad optó por el candidato outsider, el que consideran que no está contaminado por los males del sistema. Milei es un economista que prácticamente no recorrió los pasillos del poder, que creó un partido hace apenas dos años, cuando entró al Congreso como diputado, en donde no se destacó por su participación. Y él se jacta de eso. Incluso su mala performance en el último debate antes del ballotage fue utilizado a su favor: es que Milei no es político y no está preparado para jugar sucio, fue el mensaje. El “mejor malo conocido que bueno por conocer” fracasó en esta elección. Sin embargo, su mensaje anti-política empezó a flaquear horas después de la primera vuelta, cuando recibió el respaldo fundamental de Macri y Bullrich con miras al ballotage. Mientras siguen las negociaciones para definir cuánto peso tendrá este acuerdo en la conformación del futuro gabinete, Milei también deberá pactar en el Congreso si quiere darles una chance a sus reformas: LLA tiene apenas un 15% de representación en la Cámara de Diputados y 10% en el Senado. La casta lo está esperando.
3. Economía. En una entrevista en uno de los canales de noticias más vistos del país, Milei llegó a decir “que estalle la economía y se lleve puesta a la casta”. Ese concepto del “que estalle todo” fue una constante en los debates en las calles y los bares del país. Parecía que no quedaba lugar para el gradualismo en la economía, aun cuando el ajuste brutal y la terapia de shock que Milei admite que va a ejecutar (“que va a pagar el Estado y no la gente”, dice, pero luego admite que vendrán meses difíciles para todos) deje a muchas personas afuera. La economía iba a ser una bomba para cualquiera que asumiera el próximo gobierno; más vale que la hagan estallar y volvemos a empezar, fue la lógica de muchos. Por eso ganó el candidato que prometía dolarizar la economía (aunque no haya reservas para hacerlo), cerrar (o quemar, como llegó a decir) el Banco Central para frenar la emisión de pesos; y pasarle una “motosierra” al gasto público, aunque eso implique la eliminación de puestos de trabajo. En un país donde ya no hay precios de referencia con una inflación imparable, donde el dólar ya no solo se usa para la compraventa de inmuebles sino ahora también para comprar autos o alquilar departamentos; donde la clase media está desapareciendo; dónde más del 35% de los trabajadores está en la informalidad (el “voto Uber” fue mayoritariamente para Milei) y donde hay restricciones para importar bienes e insumos, algo que se ve reflejado cada vez en más industrias, un 55% de la gente eligió al economista “anarco-capitalista” que prometió una solución –aunque con una receta poco clara y malos antecedentes- al mediano plazo.
4. Libertad. La popularidad de Milei, que se define como un liberal-libertario, se disparó con la pandemia, en una de las cuarentenas más largas del mundo, la argentina. Fue una de las voces más contundentes contra la política de confinamiento Alberto Fernández y pareció ser la voz de muchos que sufrieron los efectos económicos (las empresas y los trabajadores informales) y psicológicos (especialmente, los jóvenes) de un cierre tan prolongado en un país que registró 130.000 muertos por Covid-19. Milei incluso sacó un libro y una película sobre este tema, bajo el título Pandenomics. El dato es que, a pesar de su bandera a favor de la libertad, tanto Milei como otros miembros de su espacio –en especial, su vicepresidenta, Victoria Villarruel, hija de un militar y revisionista sobre la última y cruel dictadura en el país- se manifestaron en contra del aborto, criticaron la ideología de género e incluso lanzaron declaraciones homofóbicas.
5. Redes sociales. Aunque la figura de Milei comenzó a moldearse en la televisión, en programas del prime time donde protagonizaba incendiarios discursos contra el gobierno de Macri a partir de 2015 y contra los “comunistas” del kirchnerismo, justamente en la pandemia Milei encontró su caja de resonancia en las redes sociales. Los videos de “el loco” gritando en programas, criticando a “la casta” y proyectando el enojo de millones de personas se convirtieron en virales y sumaron miles de adeptos, sobre todo jóvenes encerrados en sus casas durante la pandemia. Es importante aclarar, sin embargo, que el triunfo de Milei demostró que el candidato libertario pudo capturar a un público más amplio que a esa juventud que supo fidelizar y seducir a través de las redes.
Julieta Nassau es periodista y magíster en Estudios Internacionales. Es subeditora de El Mundo del diario La Nación de Argentina y escribe el substack MapaMundi sobre noticias internacionales. En X es @julinassau