Mi novela, “El Inmigrante”, ha salido. Para no hacer el cuento largo, cuenta la historia de un joven que abandona su país para ir a la brutal guerra en Siria y unirse a uno de los grupos radicales musulmanes. Ese joven es uno de los miles que se unió a la rebelión en el país bajo la bandera de la Yihad. ¡Cómprala! ¡Te va a gustar!
Yihadista uzbeko en Siria. Fuente: War Noir
Cuando inició la guerra civil en Siria, el presidente Bashar al-Assad acusó a terroristas vinculados a al-Qaeda de estar detrás de la revuelta. El gobierno estadounidense confirmó la presencia de la agrupación terrorista en Siria en diciembre de 2011. Luego vendrían atentados suicidas. En 2014 se registraron al menos doce mil combatientes en Siria. El número de extranjeros sobrepasó la de otros conflictos, como la invasión soviética a Afganistán, la guerra de Bosnia, las dos guerras chechenas o la invasión a Iraq de 2003. Interesantemente, llegó un gran número de mujeres a Siria.
Combatientes chechenos en Siria. Fuente: War Noir
Posiblemente, los primeros yihadistas extranjeros empezaron a llegar a Siria a finales del 2011. EL líder de lo que sería el Frente al-Nusra, Abu Muhammad al-Julani, llegó en agosto de 2011 junto con un saudita, un jordano, un palestino, y un iraquí. Esto quizá podría ser el primer momento en el que llegaron. A principios de 2012 llegó un contingente libio que había luchado contra Gadafi. La presencia de los extranjeros se hizo notoria en la primavera y verano de 2012, con los más radicales en abril. En febrero de 2012, el líder de al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri, exhortó a libaneses, turcos, jordanos e iraquíes a luchar contra al-Assad.
Jihadi John, el ejecutor británico de rehenes fue el rostro del ISIS. A su lado, el yihadista francés Maxime Hauchard. Fuente: Long War Journal
Los yihadistas extranjeros fueron a Siria desde Chechenia, China, Argelia, Tayikistán, Pakistán, Afganistán, Indonesia, Australia, Marruecos, Jordania, Líbano, Uzbekistán, Azerbaiyán, Francia, entre otras. Al menos tres mil de ellos provenían de países occidentales. Se estima que al menos setecientos eran franceses, cuatrocientos del Reino Unido, doscientos cincuenta de Bélgica, Australia y Alemania. No obstante, algunos ponen el número de los franceses en más de mil, Alemania cerca de novecientos, y aproximadamente mil del Reino Unido. También iban de los Países Bajos. Setenta estadounidenses fueron reclutados, un número alto para esa nacionalidad en la Yihad. Hubo muchos combatientes libios al inicio de la guerra. Tres mil iban de Túnez, dos mil quinientos aproximadamente de Arabia Saudita. Esos dos, junto con Libia, eran de los primeros lugares. Rusia (sobre todo sus zonas del Cáucaso) y Turquía ocuparon de los primeros lugares. Iraq también aportó muchos combatientes. Muchos iban de los Balcanes. Hubo un número importante proveniente de Trinidad y Tobago[1].
Los primeros extranjeros se vieron atraídos por el gruto de auxilio de los sirios. Varios de los voluntarios tenían vídeos de las atrocidades del régimen sirio. También tenían grabaciones de niños y mujeres pidiendo ayuda. Esto fue especialmente entre los primeros voluntarios. Interesantemente, aquellos que habían visto vídeos amateur se veían más motivados para luchar en Siria que aquellos que no. Muchas de las mujeres también viajaron a Siria por estas razones humanitarias. Buscaban aliviar el sufrimiento de los sirios. Era una combinación de enojo sectario, y altruismo[2].
Yihadista británico Siddharta Dhar. Fuente: Long War Journal
La idea de enfrentar a un dictador de una corriente del Islam distinta para defender a la mayoría sunita de Siria fue un apelativo popular en los combatientes que llegaban a Siria. Varios de los terroristas extranjeros afirmaban que iban a Siria porque en dicho país se enfrentaban las ramas sunita y chiita del Islam por la supremacía de la región. Afirmaban que los chiitas pretendían ser los amos de la región y los sunitas buscaban evitarlo.
Esto se vino en medio de un incremento del sectarismo del conflicto. Al ver los sunitas la brutalidad de las milicias alauitas de al-Assad se desató un ciclo de venganzas entre ambas sectas. A pesar de no ser extranjeros, el acento que notaba el origen alauita de los militares sirios era suficiente para hacer sentir que existía una ocupación extranjera en Siria. Ni siquiera eran locales de las provincias donde eran desplegados. Hubo un cambio ideológico gracias al conflicto sectario en Iraq después de 2003. Es posible que esto haya preparado las semillas para la guerra sectaria en Siria. El sufrimiento de los sunitas era un apelativo fuerte, habiendo un fuerte sentido de solidaridad entre ellos. Los yihadistas se veían como defensores de estas comunidades sunitas brutalizadas por el régimen. Acusaban al mundo de permanecer pasivo, algo que abonó a la rabia para unirse. El Estado Islámico logró capitalizar el sufrimiento de los sunitas sirios, llamando a los extranjeros a ir en auxilio de ellos. Se mostraba a los yihadistas como guerreros valientes[3].
Un caso interesante es el de los combatientes extranjeros de los Balcanes. Varios de ellos recordaban a los árabes que habían ido a Bosnia veinte años atrás en su auxilio. Era para ellos una forma de devolver el favor.
Combatientes del ISIS provenientes de los Balcanes
Líderes religiosos en el Golfo, el Cáucaso y los Balcanes declaraban que era una obligación ayudar a los sirios.
Yihadistas que habían combatido en Iraq y Líbano mencionaban que la batalla final sería en Sham, Siria. Ocupa un lugar especial en la historia y la escatología islámica. Los diversos grupos yihadistas usaron eso como arma de reclutamiento.
El deseo de vivir bajo un Califato era un gran atractivo para los extranjeros. Esto fue un incentivo fuerte para las mujeres[4]. Ellas mencionaron ir por la Yihad, la Sharia y el Estado Islámico.
A diferencia de otras zonas de guerra, era relativamente fácil llegar a Siria. EL gobierno turco tampoco hizo mucho por evitar el flujo. Además, los rebeldes sirios controlaron la frontera norte con Turquía.
Posiblemente, las redes sociales hayan jugado un factor determinante para movilizar a los diversos combatientes extranjeros. Durante mucho tiempo hubo propaganda yihadista en las redes sociales, así como consejos prácticos para viajar. Era un factor importante, más no determinante. Interesantemente, el internet estaba lleno de consejos para viajar a Siria, pero no a Yemen o al Waziristán.
Hubo motivos más personales para aquellos que deseaban viajar a Siria. Escape de situaciones como el desempleo, marginación, búsqueda de mejores salarios, deseos de limpiar sus pecados.[5] Muchos de los que buscaban esto último tenían un pasado criminal. Otros buscaban escapar de situaciones de persecución, como los esfuerzos antiterroristas en Rusia, China y Asia Central. El contraterrorismo de esas zonas hacía ver la guerra en Siria como un Paraíso[6]. También hubo atractivos sexuales, como la esclavitud de las mujeres yazidíes. A las razones anteriormente mencionadas, se añadía que varios de los combatientes buscaban llenar un vacío en sus vidas.
Conclusiones
Los factores religioso y sectario son predominantes. También está el sentido del altruismo, que a veces se combina con los anteriores. El reclutamiento fue de diversas partes del mundo, una diversidad que no hubo en Afganistán, Chechenia, Bosnia, Iraq o Somalia. Las motivaciones personales también son algo clave.
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[1] Byman, D. (2019). John the Beatle and the Syrian Civil War, Road Warriors: Foreign Fighters in the Armies of Jihad, Oxford, 181
[2] Byman, D. (2019). John the Beatle and the Syrian Civil War, Road Warriors: Foreign Fighters in the Armies of Jihad, Oxford, 171
[3] Byman, D. (2019). John the Beatle and the Syrian Civil War, Road Warriors: Foreign Fighters in the Armies of Jihad, Oxford, 175
[4] Byman, D. (2019). John the Beatle and the Syrian Civil War, Road Warriors: Foreign Fighters in the Armies of Jihad, Oxford, 183
[5] Byman, D. (2019). John the Beatle and the Syrian Civil War, Road Warriors: Foreign Fighters in the Armies of Jihad, Oxford, 173-174
[6] Byman, D. (2019). John the Beatle and the Syrian Civil War, Road Warriors: Foreign Fighters in the Armies of Jihad, Oxford, 184