Cuando la Yihad Llegó Demasiado Lejos
Para los malos, un ejemplo de lo que no se debía hacer
La década de los años noventa estuvo plagada de conflictos sanguinarios. Entre ellos estuvieron las guerras de Yugoslavia, el infame genocidio de Ruanda, o guerras en África como la de Darfur, las guerras en el Congo, o la guerra en Sierra Leona.
Un conflicto con un legado igual de violento que los anteriormente mencionados es la guerra civil de Argelia. Sin embargo, esta guerra a veces pasa desapercibida y no es muy conocida a comparación de los otros conflictos. La cifra de muertos de esta guerra es alta, aunque hay diferencias entre los números calculados. El difunto presidente, Abdelaziz Buteflika, hablaba de ciento cincuenta mil. Opositores al gobierno argelino y grupos de defensa de derechos humanos calculan doscientas mil muertes. Otros calculan ochenta mil.
Por su parte, el alto número de desaparecidos en Argelia es una herida aún presente en aquel país. La cifra de desaparecidos iría entre treinta mil o cuarenta mil, quizá solamente rebasada por las de Bosnia.
Familias marchan en Argelia por sus desaparecidos. Fuente: Sosdisparus Sos Disparus en Facebook
¿Por qué se desató esta brutalidad en Argelia? En este artículo contaré cómo fue el conflicto. También hablaré acerca de cómo un grupo radical islámico cruzó sus líneas en brutalidad, incluso horrorizando a los jefes en Afganistán. Un precedente de lo que veríamos en la guerra de Siria en 2014, con la comunidad radical criticando al ISIS. Sabrás lo que fue el Grupo Islámico Armado (GIA), cuya brutalidad solamente puede compararse con la de Boko Haram o el Estado Islámico.
Logo del GIA. Fuente: Wikimedia Commons
La guerra civil de Argelia comenzó a inicios de los años noventa, cuando al Frente Islámico de Salvación se le negó ascender al poder. Este partido ganó las elecciones comunales en 1990, y en diciembre del año siguiente obtuvieron la mayoría de los asientos en la primera ronda de elecciones parlamentarias. Esto fue el detonante, pero antes de eso ya había elementos para un estallido.
Hubo un descontento en 1985, derivado de la caída del barril de petróleo en 1981. Luego vendrían a estallar protestas callejeras en 1988. Estas fueron apoyadas por el Frente Islámico de Salvación (FIS), lo que probablemente le dio la ventaja para las posteriores elecciones.
Tanques en la calle de Argel después del golpe de estado contra los islamistas en 1992. Fuente: Wikimedia Commons
El 11 de enero de 1992 renunció el presidente Chadli Ben Jedid bajo las presiones militares. El 9 de febrero el ejército declaró un estado de emergencia y prohibió al FIS. El gobierno tomó una serie de medidas contra el FIS. Algunos de sus miembros fueron enviados al desierto del Sahara; otros fueron expulsados de Argelia; se cerraron las mezquitas no oficiales; se sentenció a muerte a los líderes del FIS; los activistas a favor de este partido fueron cazados y se torturó a los prisioneros. Los islamistas se negaron a aceptar lo que sucedía y tomaron las armas.
Logo del Frente Islámico de Salvación. Fuente: Wikimedia Commmons
Mientras tanto, el Frente de Liberación Nacional y el Frente de Fuerzas Socialistas consideraban el Islam político con una regresión en la sociedad. Le pidieron a Mohammed Boudiaf, un antiguo comandante del ALN (Ejército de Liberación Nacional), que manejara la insurrección de los islamistas. Él estaba a favor de aplastar a los islamistas, pero consideraba que aquellos cuyo único crimen había sido “lanzar piedras” debían ser liberados. Fue asesinado el día 19 de junio de 1992. Se cree oficialmente que su asesino fue un guardia de seguridad islamista, aunque también se acusa al régimen argelino. Esto generó un clima de represión, que fue aprovechado por los islamistas para ganar adeptos
Los grupos armados coincidían al inicio de la guerra en el rechazo a las elecciones y el sistema parlamentario, pero estaban en desacuerdo respecto a nombrar a un líder.
De entre todos los grupos que se formaron con la guerra en Argelia, destaca el Grupo Armado Islámico. Este nació en 1994, cuando una mayoría de grupos se unió bajo una organización paraguas. Su primer líder fue Jamal Zintouni. Su origen puede rastrearse a 1989, con las detenciones de los principales líderes del Frente Islámico de Salvación. Gran parte de sus miembros eran “afganos”, argelinos veteranos de la Yihad anti soviética en Afganistán. Al menos novecientos de ellos se unieron al grupo.
Zintouni escribió y publicó el manifiesto del Grupo Islámico Armado. De acuerdo a este no podía haber cese al fuego; diálogo; reconciliación o reconocimiento al gobierno.
El GIA consideraba que la sociedad era responsable de mantener en pie al régimen argelino. La acusaba de no participar lo suficiente en la Yihad y de ser una sociedad impía. Era legítimo atacarla por lo tanto, pues pretendían orillarla a toda costa a apoyar al grupo si o si.
Teniendo en mente que cualquiera que no ayudase al grupo de forma activa era un traidor al Islam, el Grupo Armado Islámico no tuvo problema a la hora de cometer un sinfín de atrocidades. Se volvió contra el Ejército Islámico de Salvación en 1995, y formalizó esto en 1996 con una declaratoria de guerra.
La agrupación también atacó a las familias de aquellos considerados enemigos. La siguiente historia es un ejemplo. Ante los avances del ejército de Argelia, el Grupo Armado Islámico sospechó de un hombre a quien empleaban como conductor para llevarles comida. Por lo tanto, fueron a buscarlo a su casa. Al no encontrarlo, los yihadistas golpearon a su padre, destruyeron su casa, secuestraron a uno de sus hermanos, y amenazaron con matar a la familia si el sujeto en cuestión no se entregaba a ellos.
En una ocasión, los terroristas asfixiaron a un bebé con una cuerda en la cintura, apretando hasta que el pequeño murió.
Las matanzas fueron una firma que caracterizó al grupo. Estas ocurrieron en varios lugares, como Mitidja. Se masacró a campesinos en lugares como Raïs, Beni Messus, y Bentma. Las masacres también iban contra niños y mujeres embarazadas. Un ejemplo de estas masacres fue la de Madea, en 1996, en la que el GIA eliminó a cientos de familias enteras. Al año siguiente, asesinaron a noventa y ocho civiles. Ese mismo año llevó a cabo degüellos masivos de pueblos enteros. Se dieron masacres entre julio y septiembre de 1997. También entre diciembre de 1997 y enero de 1998.
Algunos de los ataques se dieron en medio de la noche, con niños, mujeres y ancianos entre las víctimas. La finalidad de estas atrocidades era disuadir a la población civil de unirse al ejército o de formar milicias de apoyo.
Las mujeres se vieron también afectadas por las acciones de la organización, siendo raptadas y violadas. Fueron tomadas como botín y utilizadas como esclavas sexuales, algo que posteriormente imitarían el Estado Islámico y Boko Haram.
El Grupo Islámico Armado fue uno de los primeros grupos en apelar a la decapitación de sus enemigos.
Ni siquiera otros yihadistas se salvaron de la furia del GIA. En una muestra de rechazo a terroristas extranjeros, asesinaron a los voluntarios libios que pretendían unirse a sus filas. Les acusaban de no tener el suficiente celo y de posiblemente ser espías. También asesinaron a un líder islamista rival en París en 1995.
Los líderes yihadistas en Afganistán vendrían a citar el caso argelino como un ejemplo de la Yihad saliéndose de las riendas. A los reclutas en los campos de entrenamiento en aquel país se les enseñó aquella historia.
En desacuerdo acerca de declarar apóstata a una población entera, al-Qaeda le retiró el apoyo al GIA. Se lo otorgó en su lugar al Grupo Salafista para la Predicación y el Combate para que se escindiera de su organización madre.
Ayman al-Zawahiri escribió en su libro “Caballeros Bajo el Estandarte del Profeta”:
“La experiencia argelina ha constituido una lección cruenta [...] Ha demostrado a los musulmanes que Occidente no sólo es infiel, sino también hipócrita y mentiroso. Los principios de los que presume son exclusivos y propiedad privada de sus pueblos. No deben ser compartidos por los pueblos del Islam, o no más de lo que un esclavo comparte la mesa de su amo. El Frente Islámico de Salvación argelino [...] corrió a las urnas en un intento de alcanzar los palacios presidenciales, para encontrar luego a sus puertas tanques cargados con munición francesa, con los cañones apuntando al pecho de aquellos que olvidaron las leyes de la confrontación entre justicia y falsedad [...] Los hombres del FIS pensaron que las puertas del poder se habían abierto para ellos, pero quedaron pasmados al verse empujados hacia las puertas de los campos de detención, las prisiones y las celdas del nuevo orden mundial”
La violencia de parte del GIA permitió que el gobierno argelino se legitimara en su lucha. El combate a este grupo yihadista hizo que la gente se olvidara de la supresión de las elecciones, el detonante de esta guerra. Factores como la política anti terrorista del gobierno, y la pérdida de respaldo popular por sus actos violentos, debilitaron al GIA a finales de los noventa. Eso llevó a los extremistas a instalarse en el sur del país.
El 28 de noviembre de 1996 se llevó a cabo un referéndum para revisar la constitución. Al año siguiente, el gobierno y el Ejército Islámico de Salvación negociaron sin éxito.
En 1998 surgió una escisión del Grupo Islámico Armado, llamado Grupo Salafista para la Predicación y el Combate. El motivo de esto fueron los ataques contra los civiles en Argelia.
Se celebraron elecciones el 15 de abril de 1999, en la que el ganador fue Abdelaziz Buteflika.
Abdelaziz Buteflika. Fuente: Wikimedia Commons
El 27 de junio de 1999 se aprobó el proyecto de Ley de Concordia Civil, que decretaba la posibilidad de acoger a los islamistas si estos deponían las armas. El Grupo Islámico Armado pretendió unirse al proceso si incorporaban a sus hombres las fuerzas de seguridad y si liberaban a sus miembros presos en Argelia y otros países. Sus demandas fueron rechazadas. Por su parte, el Frente Islámico de Salvación fue excluido de la vida política sin poder retomarla hasta hoy. Algunas familias de las víctimas del GIA se opusieron al plan.
Algunos de los yihadistas se reinsertaron, aunque algunos siguieron activos en los grupos hasta 2015. Hubo aquellos que al ser liberados, regresaron a sus países de origen.
En julio de 1999 se decretó una amnistía para islamistas no violentos y que no tuviesen las manos manchadas de sangre. Eso luego se sometió a referéndum en septiembre, con un apoyo de 98.6%. Este dio fuerza al presidente Abdelaziz Boutleflika.
Luego inició la Guerra contra el Terrorismo, tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York. Esto le otorgó al presidente Abdelaziz Boutlefika el respaldo suficiente para regresar a Argelia al escenario internacional. Consideraba que la lucha contra el Grupo Armado Islámico era pionera en el combate contra el terrorismo islámico radical.
Un GIA muy reducido terminó acoplándose a la ley en 2002.
Conclusiones
Se podría decir que el resultado electoral de inicios de los noventa fue solamente la gota que derramó el vaso para que estallara la guerra civil en Argelia. Esto, debido a que desde la década anterior ya existía descontento que se tradujo en protestas. Estas a su vez se tradujeron en ventaja electoral para el Frente Islámico de Salvación.
El Grupo Islámico Armado tuvo dos ingredientes. El primero fue la frustración generada por el trato de parte del gobierno argelino hacia los miembros del FIS. El otro factor fue la experiencia de los extremistas veteranos de Afganistán.
Se aprecia que la causa de la caída del GIA fue su misma brutalidad. Este alienó a la población civil que en algún otro momento fue la base de apoyo para los islamistas más moderados como el FIS. Además, con las opiniones de parte de yihadistas célebres como Zawahiri, la guerra civil de Argelia queda como un capítulo oscuro en la historia del yihadismo
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