École de Géopolitique

Una perspectiva no muy conocida

La escuela francesa de la geopolítica estudia los fenómenos geográficos en la vida del estado y la capacidad del hombre para modificar la geografía y el ambiente. Le da mucha importancia a la cultura y los recursos naturales. El primer aspecto, es porque se busca que haya una mejor calidad de vida para el ser humano y la sociedad. Esto sucederá si se favorece una buena educación, y si a través de la investigación se expande el conocimiento. Así, el estado entrará a salvaguardar fines mediante una perspectiva geocultural.

Por su parte, los recursos naturales son renovables o extinguibles. Esto se refleja en las necesidades que un estado tiene que satisfacer. A su vez, el estado debe regular este aspecto y adquirirlo a través de su soberanía. Así se evita que surja una crisis interna a causa de falta de recursos naturales.

La escuela francesa de la geopolítica está cargada de consideraciones históricas y culturales, pero condiciona algo de lo que es el determinismo geográfico alemán. Esta escuela geopolítica vio durante años a una Francia a la defensiva ante los grandes imperios. Con la aparición de esta escuela geopolítica, se identificó la diferencia entre las ciencias humanas y las naturales. Esto respecto al ámbito del hombre, enfocado al tiempo histórico como si fuera un valor cultural.

Vamos a conocer a los autores de esta escuela geopolítica.

Primeramente tenemos a Anne Robert Jacques Turgot. Nació en 1727. Respecto a sus contribuciones en el campo de la geopolítica, elaboró en 1751 el ensayo D’un Ouvrage Sur la Geographie Geopolitique. Ahí, acuña el término “geografía política”. En este término, se establece una relación entre el conocimiento geográfico y la idea de progreso humano. Así se conceptualiza una de las primeras formulaciones inequívocas de lo que es el progreso humano.

Anne Robert Jacques Turgot

Otro teórico francés de la geopolítica es Paul Vidal de la Blache, que nació en 1845 y murió en 1918. Fue un fundador de esta rama de la geopolítica. Entre las obras que él escribió en este campo, están “Cuadro de la Geografía de Francia”, en 1903; y “Principios de la Geografía Humana”.

Entre sus aportaciones a la geopolítica, fue proponer que se estudiaran los fenómenos geográficos en la vida del estado y la actividad humana. Los parámetros para estudiar esto son la geografía regional, para analizar los espacios donde se llevarían a cabo las relaciones humanas y naturales. Así se concluye lo que de la Blache llama paisaje particular del estudio.

Hizo hincapié en lo que era la microgeografía, desarrollando el estudio de las regiones. Estas son conjuntos geográficos homogéneos que producen una forma particular de vida. A esto se le llama “geopolítica de la feudalidad”, en contra de los postulados alemanes. Con su publicación “Politische Geographie”, buscó establecer reglas para aplicar su metodología al nuevo campo que era la geografía política.

Entre los temas que tocó, estaban la densidad de población y los géneros de esta, contra argumentando el planteamiento del determinismo natural. Este concepto se contradice porque el hombre está sometido a la naturaleza, por lo que es incorrecto decir que la naturaleza sobrepasa la libertad humana.

Reconoció la importancia de las ideas de Ratzel, que yacían en la “agrupación y coordinación” de los fenómenos para darle su propio núcleo de ideas a lo que era la nueva geografía política. No obstante, rechazó su teoría del estado viviente, aunque aceptaba que los estados eran “seres vivientes”. Creía prematuro intentar formular leyes en esta etapa, confinándose a aceptar la existencia de ciertos principios metodológicos.

También consideró que la geografía humana estaba muy enraizada en la geografía general. Se sentía incómodo por el término geografía política, pues percibía que las ideas sobre el estado emanadas del exterior la amenazaban.

Paul Vidal de la Blache

Vidal de la Blache consideró peligroso que la geografía política se viera vulnerable a presiones políticas, absorbiendo nociones que eran ajenas a la geografía, y preconcebidas sobre la naturaleza del estado. Uno debía interrogarse acerca de aquellas nociones con una mente abierta y pensamiento geográfico. Además, uno debía estar preparado para examinar todo tipo de estados.

Esto aunque encarnaran formas “rudimentarias”, “imperfectas”, o “embrionarias”, que eran identificadas en gobiernos locales. Sin embargo, en cuanto se refiere a las formas más altas, como son el estado ciudad y el estado nación. Estas formas continuaban evolucionando, y llevaban tiempo haciendo esto. Consideraba constantes aquellos cambios, cuyos factores más importantes eran el transporte y las comunicaciones.

Su idea de evolución de los estados representó un concepto más radical que la evolución geopolítica del estado ratzeliano a finales del siglo XIX. También consideró la posibilidad de la existencia de diferentes tipos de desarrollo de entidades políticas que, vistos a través de la evolución, eran una especie geopolítica distinta de lo que eran los estados nación contemporáneos.

Este pensamiento provenía de una geografía política vista como atada a la geografía como un todo. Eso hacía que estuviera sujeta a los mismos principios básicos que la geografía general.

 Vidal de la Blache consideraba que la nación era un producto del género de vida, que geográficamente necesitaba legitimidad. Todo esto era producto de la guerra y las alianzas dinásticas bajo las reclamaciones de la legalidad derivada de distintos tratados. Vidal de la Blache acepta el determinismo natural, pero es solamente una posibilidad realizada con acción humana. Para él, los ríos, mares o lagos pueden separar o unir.

Tenemos también a Jacques Ancel. Él nació en 1879 y murió en 1943. Reiteró la posición de Vidal que mencionaba que los elementos de la geografía política siempre deben ser vistos como un fenómeno cambiante más que entidades fijas. Ancel rechazaba las fronteras naturales, y creía que eran más bien los grupos humanos los que llegan a un equilibrio, reconociendo y determinando la frontera. Los rasgos que tienen como distintivos estos grupos son la lengua, la cultura y las representaciones.

En su “Geografía de las Fronteras”, llegó a concluir que las estructuras de estados artificiales no son parte de un proceso evolutivo, sino impedimentos positivos a ese proceso. Ancel determinó la geopolítica como el “estudio de la geografía política externa”, y además, la consideró como algo distinto a la geografía política. Se tenía que usar una terminología distinta, para evitar que los alemanes monopolizaran el tema.

También fue muy crítico de la geopolítica francesa, por considerarla estática. Además, pensó que el principal enfoque de lo que él llamaba “géopolitique” eran las relaciones internacionales, más que la geografía interna de los estados. Tuvo tres ideas fundamentales. La primera era la necesidad de estudiar todos los estados; la importancia de vincular estado y ciudad; y el concepto de la evolución de los estados.

La importancia de vincular estado y ciudad venía de la idea que la ciudad era parte del estado, y un agente para la emancipación de la tiranía del medio. Abarcan la idea del desarrollo de un tipo de formación a otra, y la liberación de la tiranía de cualquier conjunto de ideas particulares.

Otro de los pensadores importantes de esta escuela geopolítica es Yves Lacoste. Nació en 1929 y fundó en 1989 en París el L’Institut Français de Géopolitique. Gracias a él hubo un renacimiento de la geopolítica en Francia. Planteó en su libro “La Geografía un arma de guerra”, el tema del subdesarrollo, la geografía económica, y la geografía social en los países del tercer mundo.

En otro libro, titulado “Geografía del subdesarrollo”, debate la crisis político militar en los países del tercer mundo por la búsqueda de un orden representativo de las urgencias humanas. El libro sirve para organizar los ataques y vías de circulación. Lo importante es que un territorio esté representado, y así puede analizarse el concepto de estado nación, que permanece.

Yves Lacoste. Fuente: Wikimedia Commons

Consideraba importante diferenciar la geografía de la escuela, de la universidad, y del espectáculo. El motivo de esto era que las dos primeras permitían desdibujar la tercera. Así se llega a la conclusión de que la geopolítica es la búsqueda de las intenciones colectivas, para así reconocer las relaciones de poder existentes.

Otro de estos teóricos es Emmanuel de Martonne, que nació en 1983 y murió en 1955. En 1909 escribió su principal obra, titulada “Tratado de Geografía”. Este libro se convirtió en básico de estudio para las ciencias políticas. Su punto básico era diferenciar como los cambios de clima alteraban el comportamiento de las personas de forma individual y grupal. También fue codirector de la publicación “Annales de Géographie”.

Estudió la región de los Cárpatos en cuanto a la incidencia del relieve geográfico y los factores climáticos acerca del desarrollo de la conducta humana. Así se valoran las fronteras según los grupos de comportamiento y costumbres de mayor congruencia entre ellos.

Uno de los primeros teóricos de esta escuela era Albert Demangeon. Nació en 1872 y murió en 1940. Fue discípulo de Paul Vidal de la Blache. En 1905 presentó su monografía regional, denominada “La Picardie”. En ese escrito, habla de las regiones francesas de Calais y Champagne, que colindan con el sur de Bélgica.

Fue profesor universitario de geografía económica y política. Publicó en 1920 “Le Déclin de l’Europe”. Ahí, fundamentó su estudio de la geografía humana y regional en conexión con el estudio de la historia y la sociología. También enfatizó la unión entre geografía y economía respecto a la vivienda rural.

Tenemos también a Jean Gottman, que nació en 1915 y murió en 1994. Escribió obras como La Política de los Estados y la Geografía, en 1952, y Megalópolis en 1961. Esbozó acerca de la distribución de recursos naturales en cada zona estudiada para analizar geográficamente la misma. También propuso estructurar la distribución de recursos en áreas urbanas utilizando geopolítica y geoeconomía.

Otro que contribuyó de manera importante a la escuela francesa de la geopolítica es Yves-Marie Goblet. Este propuso un mecanismo para la unidad en 1934. Creyó que Sir William Petty, erudito inglés del siglo XVII y padre importante de la geografía política moderna, era aún más importante que Ratzel. El trabajo de Petty, “Anatomía Política de Irlanda”, era el más importante en este asunto. Consideraba que Ratzel adoptó varias de las ideas de Petty sin saberlo. También creyó que el estado nación era la forma geopolítica más deseable a la que se puede aspirar.

Antes, los factores humanos y territoriales eran meramente “peones en un juego de ajedrez”. Ahora los “peones involucrados pueden tener intereses y sentimientos propios”. Veía con buenos ojos que las naciones apresadas se liberaran de sus cadenas. Consideraba un error fundamental elevarlas al status de seres políticos completamente soberanos, o verlas como versiones en miniatura de “imperios comidos por los gusanos” que le habían precedido.

Fuente: Wikimedia Commons

Goblet también condenó el establecimiento de aquellos estados que habían dividido lo que debía estar unido. Así reemplazó una territorialidad falsa y artificial por una similar en una escala menor. Este desarrollo iba en contra de la interdependencia de eventos geográficos y geopolíticos, atentando contra la propia geografía humana. Esto llegó a un punto de incluir los denominadores emporios comerciales internacionales como los mayores centros de la industria y el comercio. Estos eran independientes de los estados nación, y eran más bien fenómenos geopolíticos por sí mismos. Esas formaciones existían en el pasado y seguirían existiendo, por lo que yacen en la realidad de lo posible.

La “Ciudad Libre con el comercio como vocación, sin estar sujeta a ningún obstáculo” debía ser restaurada, como corolario de la restauración de las “naciones apresadas y durmientes”. Para Goblet, también existía otra “Gran Muralla”, que atravesaba la misma geografía política. Esto dividía a los geógrafos que aceptaban la continua existencia del estado territorial como la principal característica que constituía el mapa político de aquellos que abogaban porque se movieran hacia un diferente tipo de estado que se fundara sobre principios alternativos.

Consideraba que la geografía política era una cuestión de “una tarea para la paz”, cuyos logros yacían en las ciencias experimentales.

Goblet constituyó el término “geografía política experimental”, implicando ampliar la realidad de la geopolítica y de la examinación de formas alternativas de organización. Este enfoque se incrustaba en el principio de Vidal de la Blache de examinar a todos los tipos de estado para analizar sus roles y relevancia. Esto se basa en la “reconstrucción y síntesis”, llevando a aplicar diversos fenómenos geopolíticos a la vida real. Un ejemplo de esto es la resurrección de la ciudad como un fenómeno geopolítico, probando su efectividad en condiciones actuales. Para eso, Goblet necesitaba que el estado ciudad y estado (nación) territorial se ordenaran en un estado cronológico. Ambos siempre habían actuado de manera distinta en relación a su espacio geopolítico y había seguido uno al otro hablando cronológicamente. Deben armarse de esta manera. No obstante, tenían sus debilidades que los habían hecho vulnerables en el pasado como las únicas formas dominantes de organización política espacial.

Creía que se podía contribuir de forma efectiva a la creación de un sistema más estable y balanceado. Consideraba que un proceso de ingeniería geopolítica yace bien en la realidad de lo posible. Esto se piensa como un proceso científico realista. Él decía:

“El concepto de centros comerciales fuera de estados y naciones nuevamente se presenta como una de las formas en la que el mundo podrá organizarse para lograr el ideal de la paz”.

Tenemos luego a André Chéradame, que nació en 1871 y murió en 1948. Una de sus principales ideas era que creía necesaria una alianza entre Francia, Gran Bretaña y Rusia. También consideraba a los Balcanes como un obstáculo para el expansionismo alemán.

También está Yves Chauprade. Él concebía toda forma de conflicto, ya fuera de índole religiosa, económica, o cultural, como la expresión de rivalidades entre pueblos que buscan expandirse.

Conclusiones

La escuela francesa de la geopolítica toma en cuenta factores humanos e históricos. La cultura y la historia también son importantes en esta escuela.

Entre las cosas que tienen en común los autores de esta escuela geopolítica es el factor del ser humano, el enfoque en los estados y en la economía. También se enfoca en los factores naturales, pero los autores toman esto en distintos ángulos.

Tiene cosas distintas también, como la visión que tienen de otros autores y visiones geopolíticas. Algunos están a favor y otros en contra. Por ejemplo, tienen visiones distintas acerca de Ratzel.

Más allá de los factores naturales, es el enfoque cultural lo que resalta de esta escuela geopolítica.

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Trabajos citados

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