Corea del Sur ha sido un punto de atención esta semana. El presidente de dicho país, Yoon Suk-yeol, había anunciado la imposición de la ley marcial para después derogar la medida. Esto no frenó el descontento.
El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, anunció la imposición de la ley marcial en su país el martes 3 de diciembre. Eso desató una oleada de protestas que lo llevaron a derogar la medida. El Parlamento presentó horas después una moción para destituirlo. También se reunió de urgencia para bloquear el decreto de emergencia y la ley marcial. Yoon afirmó que el fin de implementar la ley marcial era “proteger el orden democrático de las fuerzas pro norcoreanas”. Tanto el partido gobernante como la oposición se oponían a la medida. El Ejército mencionó que la ley marcial seguiría hasta levantarse el estado de emergencia. La gente protestó afuera del legislativo, sosteniendo pancartas de “No a la ley marcial”, y enfrentándose a los policías. Entraron militares en el Parlamento. Más tarde anunció a través de la televisión que retiraría la ley marcial y mandaba a los militares a sus cuarteles. Esos militares eran encargados de implementar la medida.
Fuente: Notikaos
Al día siguiente, ninguno de los ciento ocho legisladores oficialistas se presentó para destituir al presidente. A la par, miles de surcoreanos marcharon con pancartas para que se destituyera a Yoon.
Corea del Sur llevaba cuarenta años sin que se implementara una medida de este tipo.
Lo inesperado de la medida hace que el público se pregunte el motivo de ella. Sin embargo, el gobierno vio socavado su poder con la aprobación de leyes e iniciativas al perder las elecciones. El gobierno y la oposición están enfrentados por la aprobación del presupuesto. No había podido aprobar las leyes que quería impulsar y solamente pudo vetar las que aprobaba la oposición. La popularidad de Yoon cayó por escándalos de corrupción, entre los que está la Primera Dama aceptando un bolso de Dior como regalo.
Fuente: Guerras & Geopolítica
De haberse implementado la ley marcial en Corea del Sur, los militares entonces habrían podido asumir funciones extraordinarias y parte de las gubernamentales. Se necesitaban ocho votos para ello de los oficialistas. También se habrían suspendido algunas libertades públicas. Se habrían interrumpido las actividades legislativas. En caso de que Yoon fuese destituido sería sustituido por Han Duck-soo. Si dimitiera o fuese suspendido, se harían elecciones en un plazo de sesenta días.
En Corea del Sur se interpretó esto como un giro hacia el autoritarismo. Se acusó al presidente de usar un falso motivo de seguridad nacional para contener a la oposición. Los legisladores se mostraron sorprendidos. Los opositores piensan que el presidente debería renunciar. Lee Jae-myung, líder del Partido Democrático, convocó a una reunión de urgencia para votar contra la ley marcial. Se acusó a Yoon de hacer eso para evadir investigaciones sobre actos de corrupción. El Partido Democrático también denunció al presidente por “insurrección”. También algunos de sus ministros y altos mandos militares y policiales fueron denunciados. Eso significa posible cadena perpetua o pena de muerte.
El Secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, aplaudió que se retirara la ley marcial.
“Seguimos esperando que los desacuerdos políticos sean resueltos pacíficamente que los desacuerdos políticos sean resueltos pacíficamente y en línea con el estado de derecho. Reafirmamos nuestro apoyo al pueblo de Corea del Sur y a una alianza fundamentada en los principios compartidos de democracia y estado de derecho”, dijo.
Añadió que Estados Unidos estaba siguiendo de cerca los acontecimientos.
Si el Parlamento junta los dos tercios de los votos requeridos en los siguientes días, podrá destituir al Presidente. También se enfrenta a la pena de muerte por insurrección de proceder la moción mencionada anteriormente.
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El Presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-Yeol, quiso implementar una ley marcial para evadir una investigación por corrupción. También para poder aprobar sus reformas. Esto fue rechazado por la oposición y su propio partido. Ahora se enfrenta a una destitución y posibles penas mayores.
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