Lukashenko vuelve a ganar
Su séptimo mandato
El pasado 26 de enero tuvieron lugar las elecciones en Bielorrusia. El actual gobernante, Alexander Lukashenko, resultó ganador. En las elecciones hubo otros cuatro candidatos, de los cuales tres son aliados del mandatario.
Las elecciones en Bielorrusia del 26 de enero le dieron la victoria a Alexander Lukashenko, consolidando así su séptimo mandato. Hubo otros cuatro candidatos, de los cuales una asegura ser “la única alternativa democrática” a Lukashenko. Ella obtuvo el 1.7 % de los votos en las elecciones de 2020.
Fuente: Entre Guerras
El lunes 27 de enero, los resultados le dieron a Lukashenko el 86.8% de los votos. Los otros no juntaron siquiera el 4%.
Lukashenko lleva desde 1994 en el poder, siendo así el mandatario más longevo de Europa. Este año, se enfrentó a una oposición simbólica. Uno de los candidatos admitió que solamente se presentaba “junto” al gobernante. Bielorrusia ha desempeñado un papel clave en ayudar a Rusia en la campaña contra Ucrania. El Kremlin desplegó tropas ahí antes del inicio de la guerra en 2022 para luego comenzar la invasión. También ha sido un puesto de escala para las armas tácticas nucleares rusas. Lukashenko se ha vuelto más dependiente del Kremlin después de las elecciones de 2020. El mandatario centró su campaña en la “paz y seguridad”, frente a la amenaza de la guerra en Ucrania.
“Es mejor la dictadura bielorrusa que la democracia ucraniana”,
ha dicho Lukashenko.
Lukashenko consolidó su poder en 2020, encarcelando a sus opositores después de protestas. Al menos sesenta y cinco mil personas fueron arrestadas. Esas protestas tuvieron lugar después de elecciones, que también fueron tachadas de fraudulentas. La oposición se negó a convocar a nuevas protestas después de eso por la brutalidad de la represión. Otros han sido forzados a exiliarse. Tal es el caso de Svetlana Tijanóvska, quien es considerada líder de la oposición. Tijanóvska es ganadora del premio Sájarov 2020, y se había considerado la ganadora de las elecciones ese mismo año. Se calcula que Bielorrusia ha encarcelado a al menos mil trescientos presos políticos. Entre ellos que se encuentra el Premio Nobel de la Paz, Ales Bialiatski. En las últimas semanas se han producido al menos ciento ochenta y ocho detenciones arbitrarias. Además, a los exiliados no se les permite votar. La elección también se dio en un contexto de sanciones, por el apoyo bielorruso en la guerra de Ucrania. Esa ola de sanciones se dio después de otra, por la represión a protestas de 2020.
Fuente: Eurasian Choice
Lukashenko consolida de esta manera su control sobre Bielorrusia. También fortalece su status como un estado aliado del Kremlin. Seguirá en el poder hasta el 2030, así como Vladimir Putin. Moscú se beneficia de esta victoria, pues lo necesita para obtener ventaja en Ucrania y escudo contra la OTAN.
La mitad de los votantes lo hicieron por adelantado, entre martes y sábado. La oposición considera que esto fue una oportunidad para manipular los resultados.
La oposición calificó las elecciones como una farsa. Las cancillerías occidentales las describieron como “fraudulentas”. Lukashenko mencionó no importarle que Estados Unidos y la Unión Europea no reconocieran los resultados. No obstante, se mostró dispuesto a normalizar relaciones.
“Nosotros siempre estamos dispuestos, pero ustedes no quieren. Entonces, ¿Qué debemos hacer? ¿Inclinar la cabeza o arrastrarnos?”,
Lukashenko afirmó que habían “intentado hacer todo de forma tan democrática que ni siquiera sus enemigos más acérrimos pudieran echarles algo en cara.
La Unión Europea afirmó que las elecciones “no han sido ni libres ni justas”.
Lukashenko mencionó no querer presentarse a la reelección, pero descartó la posibilidad de que lo sucediera una mujer, pues una “no puede ser dictador”. Rechazó que su hijo Kolia, de veinte años, le suceda.
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Alexander Lukashenko ganó unas elecciones que la oposición bielorrusa, así como Occidente, han tildado de fraudulentas. Las elecciones vienen en un contexto de sanciones contra Minsk por el apoyo a la campaña rusa en Ucrania y la represión de 2020. Le beneficia al Kremlin, pues mantiene a su gobierno satélite. También porque Bielorrusia le ha ayudado en la invasión a Ucrania.
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