Desde el pasado sábado 15 de abril se han registrado enfrentamientos en Sudán entre las Fuerzas Armadas de Sudán y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido. Los enfrentamientos tuvieron lugar en la capital, Khartum, y en la región del Darfur.
El ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido han estado disputándose por la vía armada el poder. Los enfrentamientos vienen en medio de la espera de un proceso de transición democrática para terminar con la crisis política iniciada con el golpe de estado de 2021. Las fuerzas armadas están lideradas por Abdel Fattah al-Burhan. Por su parte, las Fuerzas de Apoyo Rápido están bajo el mando del número dos del régimen sudanés, Mohammed Hamdan Dagalo. Las facciones habían estado unidas cuando había sido el momento de derrocar al dictador Omar al-Bashir.
De acuerdo a la OMS, para el 24 de abril de 2023, habrían muerto más de cuatrocientas personas, y 2300 resultado heridas. Muchos murieron por no poder haber sido trasladados a hospitales.
Se menciona que los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido deberían integrarse al ejército al final del proceso de transición iniciado en 2021. La firma de un acuerdo político entre los distintos partidos que cuente con el respaldo de la comunidad internacional se ha visto retrasada por desacuerdos políticos. Dicho pacto llevaría a la adopción de un sistema democrático y a la celebración de elecciones. El ejército menciona que no va a negociar con las Fuerzas de Apoyo Rápido hasta que no se disuelvan. Los paramilitares mencionan a su vez que no se detendrán hasta no tener el control de todas las bases.
Las Fuerzas de Apoyo Rápido mencionaron el sábado que ocuparon el palacio presidencial, el principal cuartel del ejército, el principal aeropuerto de la capital, y varias bases militares. Entre estas estaría la de Merowe, que está ubicada a trescientos kilómetros de Jartúm. Ahí capturaron a varios soldados egipcios.
Se declaró un cese al fuego de tres horas al día siguiente. Durante este tiempo se abrieron corredores humanitarios en zonas residenciales que fueron aprovechados por varios sudaneses atrapados en escuelas, oficinas u otras instalaciones, para ir a su casa o al hospital.
El martes se escucharon en la capital aviones de combate, disparos y enfrentamientos. También hubo bombardeos en Omdurmán. Varios de los enfrentamientos se registraron en barrios altamente poblados de la capital.
Los enfrentamientos han cobrado su cuota entre personas ajenas al conflicto, principalmente los trabajadores humanitarios. Se reporta que hombres armados estuvieron irrumpiendo en casas de trabajadores de la ONU y otras organizaciones internacionales. Un documento interno de la ONU menciona que hubo agresiones sexuales contra sus trabajadoras. También se denuncia un incidente de violación. Les robaron de igual forma sus pertenencias, entre las que estaban automóviles
También murieron tres trabajadores del Programa Alimenticio de la ONU en la región del Darfur, al oeste de Sudán. Esto llevó a que el PMA paralizara sus operaciones en el país africano. La directora ejecutiva del programa exigió “medidas inmediatas para garantizar la seguridad de los que quedan”, insistiendo en la neutralidad de los trabajadores humanitarios, que “nunca deben ser un objetivo”.
El personal diplomático extranjero también se vio afectado por los enfrentamientos. Un convoy diplomático de Estados Unidos fue agredido. El embajador de la Unión Europea en Sudán también fue asaltado. España ha cerrado su embajada en el país africano.
Ambos bandos han sido acusados de cometer matanzas y crímenes contra la población civil tras la caída de Omar al-Bashir, y lo más reciente no es la excepción. Por ejemplo, ambos bandos han intercambiado acusaciones por las agresiones contra el personal de la ONU. Las Fuerzas de Apoyo Rápido han acusado al ejército del ataque contra el embajador de la UE. Los militares han respondido de la misma manera, añadiendo la del asesinato de los tres trabajadores del Programa Alimenticio de la ONU.
Miles de personas han huido hacia Chad, entre ellas 320 soldados. No obstante, la intensidad de los combates ha provocado que muchas de las personas se queden atrapadas.
Organizaciones civiles y partidos políticos exigen el fin de los combates y un punto final a la militarización.
Rusia, Estados Unidos, China, Egipto, Arabia Saudita, la ONU, la Unión Africana, y la Unión Europea han llamado a ceses al fuego. El gobierno sudanés ha rechazado esto como “interferencia internacional”. Anthony Blinken pidió la reanudación de las negociaciones vía Twitter. Mencionó que los enfrentamientos “amenazan la seguridad de los civiles sudaneses”.
Declaración de las Fuerzas Armadas Egipcias. Fuente: Telegram
Egipto y Sudán del Sur mostraron su preocupación por sus fronteras, puesto que aún hay disputas territoriales por resolver con su vecino. Ambos países ya han intentado mediar entre las distintas facciones de Sudán. El Cairo lo hizo en 2019, cuando cayó Omar al-Bashir, y 2021, tras el golpe de estado. Sudán del Sur a su vez ha acogido numerosas rondas de diálogo entre civiles y militares, llegando a firmar un acuerdo entre el gobierno y grupos rebeldes en Yuba en 2020.
Los enfrentamientos disminuyen las esperanzas de una transición democrática y provocan temores de una escalada.
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¿Correcto decir que es un golpe de estado occidental para quitar a un presidente que parece demasiado prorruso?